sábado, 22 de diciembre de 2007

2005/10/12

LIGA REGIONAL PREFERENTE. JORNADA 8.
ESTADIO BALEAR: 300 espectadores.

ATLÉTICO BALEARES - ARTÀ 2 - 1

Atlético Baleares: Raúl Reus, Txema Expósito, Javier Cano, Víctor Sánchez, Xisco Sánchez (c), Joan Gual (Jaume Quetglas), Nicolás Guzmán, Agustín Nájera (Fidel Benítez), José Padilla (Miguel Taylor), Lucas Pou (Marcos Blázquez) y Sergio Nevado (Juan Martín "Rubio").

Artà: Bisbal, Terrasa, Brunet, Gayà, Sureda, Oliver, Víctor, Nieto (c), Toño, Piñeiro y Grillo. Suplentes: Nofre, Reyes, Tous, Ramón y Jaume.

Árbitro: Murillo Martínez, auxiliado por Font y Negre.
Amarillas: Txema (2), Nico y Agus; Sureda y Reyes.
Rojas: Tous.

Goles: 1 - 0: Nevado (36 min.); 1 - 1: Reyes (60 min.); Agus (70 min.).

DEMOSTRACIÓN DE CORAJE

En una mañana festiva con día desapacible se ha disputado en el Estadio Balear este partido que ha enfrentado a un enrachado At. Baleares y un Artà que, a mi juicio, ha sido el peor equipo que ha pasado por nuestro campo en lo que va de Liga. La asistencia de público ha sido aceptable y los aficionados han podido disfrutar de una nueva entrega del Full Blanc-i-Blau. Antes de entrar a comentar lo que ha dado de sí el partido hay un aspecto que quiero reseñar y es la gran unidad que se respira en el seno de la familia blanquiazul. Hoy el partido se ha ganado entre los jugadores y los aficionados, que en todo momento han animado y dado su aliento a nuestros muchachos. Daba gusto escuchar los gritos de "Atlètic, Atlètic" y oir las palmas de ánimo. Esta comunión se traduce en la trayectoria excelente de nuestro querido Baleares que lleva ya seis victorias de ocho partidos disputados. Esta temporada está sirviendo de purificación, de purga de toda la porquería que atenazaba a nuestra inmortal entidad. Se están poniendo las bases del Atlético Baleares del futuro con una gran unidad de la afición con su equipo. Yo estoy feliz porque creo que si tras lo fatal que lo hemos pasado hemos sido capaces de resugir de esta manera es porque el Atlético Baleares tiene cuerda para rato.
Vayamos al grano. El técnico Toni Amor no ha cambiado su táctica y el cuadro blanquiazul ha saltado al campo con sus cuatro defensas (Txema, Cano, Xisco y Víctor), sus dos centrocampistas de centro (Nico y Agus), sus dos medios por las alas (Gual y Padilla) y sus dos killers (Nevado y Lucas) en punta. Se ve que los jugadores del Artà tenían muy clara la consigna: en cuanto Lucas toque la pelota, a por él. Lo han cosido a faltas durante todo el partido hasta que Amor lo ha suplido por Marcos. El primer tiempo ha sido dominado por el Atlético Baleares que era el único equipo que bajaba el balón al piso e intentaba jugar a fútbol. El rival, con la lección bien aprendida, se limitaba a correr, hacer faltas y dar balonazos desde la defensa. Realmente penosa la imagen que me ha dado este Artà. Lucas crea el pánico entre los equipos rivales y secundado por un excelente y bregador Nevado ha llevado mucho peligro en los compases iniciales. El Baleares quería pero no podía, no cristalizaba su mejor juego en goles y la ansiedad se adueñaba de la grada que quería ver a su equipo por delante en el marcador. Nevado peleaba todos los balones hasta la extenuación, Lucas hacía diabluras entre líneas hasta que era cazado o golpeado por los defensas rivales. Padilla y Gual intentaban abrir la lata por los laterales pero no se lograban crear ocasiones claras de gol. La sensación era de dominio y superioridad y sólo era cuestión de esperar a que llegara el primer chicharro. Y llegó en una gran jugada de toda la delantera blanquiazul con un excelente movimiento de Agus por la línea de fondo en el que logra centrar espléndidamente al área donde tras un primer remate que da en el larguero es Sergio Nevado quien remata de nuevo de cabeza para llevar el balon a la red. Ese primer gol hacía justicia a lo que estaba ocurriendo en el césped y el aficionado balearico ya respiraba con alegría. Así se llega a la segunda parte, con un Artà que sólo llegó una vez a portería en un remate desde veinte metros que Reus no ha tenido problemas en atajar. Es normal que no creara ocasiones jugando de la manera que ha hecho y teniendo enfrente a defensas tan contundentes como Xisco, Víctor y Cano.
En el descanso, coca de trempó en el local de la Penya Atlètica regado por una Pepsi-Cola y luego entrevista para el Full de un balearico ilustre que ha visto con quien esto escribe multitud de partidos tanto hiciera frío como calor.
En la segunda parte, el señor Murillo ha salido decidido a erigirse en protagonista del cotarro. Primero nos expulsa a Txema Expósito por doble amarilla en una decisión que no discuto pero sí le recrimino que no midiera a los dos equipos con el mismo rasero porque me parece que a esas alturas los jugadores del Artà no habían recibido ninguna tarjeta y se habían hartado a cometer faltas. Nos quedamos con diez y faltaban un montón de minutos por jugar. Para postre el Artà, en un balón suelto que ha pillado desprevenida a nuestra defensa, ha empatado el partido por medio de Reyes. Pero ahí ha surgido el orgullo blanquiazul unido a unos cambios muy oportunos de Amor dando entrada a Rubio y a Taylor junto con Quetglas. Estos chicos han estado excelentes y han suministrado gran cantidad de energía al tremendo esfuerzo que nuestros muchachos han hecho en una segunda parte excepcional. Esta bravura ha sido captada por la grada que se ha unido a la empresa de ganar el partido y ha animado como hacía mucho que no se oía en el Estadio Balear. Nuestros jugadores, ante el estupor de los rivales, se han venido arriba y han dado toda una lección de ambición y coraje. Daba gusto ver el despliegue físico de Agus y Nico en el centro, el dinamismo de Quetglas y Taylor por las bandas, el tremendo esfuerzo de Cano subiendo por su lateral... En fin, en estos minutos se ha demostrado que el Atlético Baleares es el Atlético Baleares y que hay que quedar campeones sea como sea.
El lío se ha montado de verdad cuando el impresentable de Murillo se ha comido un penalti de libro cometido a Lucas cuando ya había driblado al portero y se disponía a marcar. Increíble la decisión arbitral de no pitar penalti. Las gradas eran un puro rugido de indignación contra el colegiado. A pesar de eso, el Baleares ha seguido con su tremendo trabajo en el campo. Y así ha llegado el delirio de la afición blanquiazul cuando Agus ha hecho una gran jugada en el área rematando cruzado ante la salida del portero, el balón ha dado en el palo y, tras golpear en un defensa, se mete en la portería. Tremendo clamor en las gradas cantando el gol, un gol conseguido con sangre, sudor y lágrimas. Un gol que premiaba un esfuerzo agónico por parte de nuestros muchachos. Incluso más goles hubiéramos podido conseguir cuando Marcos (sí, sí, el portero), que ha salido como jugador de campo, le ha cedido un balón de gol a Taylor que se ha tropezado y no ha podido marcar. Si hubiera entrado ese gol las gradas de nuestro querido Estadio Balear se hubieran venido abajo. En una escapada de Lucas como un poseso hacia la portería contraria es cazado por detrás por Tous que es justamente expulsado. Eso sucedía al filo del final del tiempo reglamentario.
Así acabó el partido, un partido para recordar, un partido lleno de coraje, de pasión, de ambición. Un partido que supone un nuevo escaloncito en nuestra ascensión a la Tercera División.
Esto fue todo. Quien esto escribe se ha marchado a casa sintiéndose muy orgulloso de ser balearico.
Hasta pronto. Salud.
Javier.